18.12.08

FELATIO
(nem obrigada
nem ruda)

eu falo
falo
falo
falo
falo
falo
falo
falo
falo
falo
falo
falo
falo
falo
falo
eu falo

e não digo nada

teu silêncio
imenso

meu prazer

7.11.08

Leur demeurance

Il y a des gens à ladite terre qui sont assez de belle corpulance, mais ilz sont gens effarables et sauuaiges. Ilz ont leurs cheueulx liez sur leurs testes en faczon d'vne pougnye de fain teurcze et vng clou passé par my ou aultre chosse, Et y lient aulcunes plumes des ouaiseaulx. Ilz se voistent de peaulx de bestes, tant hommes que femmes; mais les femmes sont plus closes et serrées en leurs dites peaux et sçaintes par le corps. Ilz se paingnent de certaines couleurs tannées. Ilz ont des barques en quoy ils vont par la mer, qui sont faictes d'escorche de bouays de boul, o quoy ilz peschent force loups marins, Dempuis les avoir veuz, j'ay seu que là n'est pas leur demeurance et qu'ilz viennent des terres plus chauldes, pour prendre desditz loups marins et aultres choses pour leur vie. (Cf. Voiage)
Terre Neuffue

et auecques bon temps nauigans et vinmes à Terre Neuffue le dixiesme jour de May, et aterrames à Cap de Bonne viste estans en quarente huyt degrez et demy de latitude et en...... degrez de longitude. Et pour le grant nombre de glasses qui estoint le long d'icelle terre, nous conuint entrer en vng haure nomme Saincte Katherine estant au Su Surouaist d'iceluy Cap, enuiron cinq lieues où fumes l'espace dix jours, attendant nostre temps et acoustrant noz barques. Et le xxie jour dudit moys de May, partismes dudit hable auecques vng vent de Ouaist, et fumes portez au Nort, vng de Nordeist de Cap de Bonne viste, jucques à l'isle des Ouaiseaulx, laquelle isle estoit toute avironnée et circuitte d'vn bancq de glasses rompues et departies par pièces. Nonobstant ledit banc, noz deux barques furent à ladite isle pour auoir des ouaiseaulx, desqueulx y a si grant numbre, que c'est vne chosse increable, qui ne la voyt; car nonobstant que ladite isle contienne enuiron vne lieue de circumferance, en soit si très plaine qu'i semble que on les ayt arimez. Il y en a cent plus à l'enuiron d'icelle et en l'oir que dedans l'isle, dont partie d'iceulx ouaiseaulx sont grans comme ouays noirs et blancs, et ont le bec comme vng corbin, et sont tousiours en la mer, sans jamais pouoir voller en l'air pour ce qu'ilz ont petites aesles, comme la moitié d'vne; de quoy ilz vollent aussi fort dedans la mer, comme les aultres ouaiseaulx font en l'air; et sont iceulx ouaiseaux si gras que c'est vne chosse merueilleuse. Nous noumons iceulx ouaiseaulz Apponatz desqueulx noz deux barques en chargèrent, en moins de demye heure, comme de pierres, dont chaincun de noz nauires en sallèrent quatre ou cinq pippes, sans ce que nous en peumes mangier de froys.

6.10.08

escritura en pampa

29.8.08

HAY UNO PAR-
tido por la cabeza, espectro
del tiempo
que viene, qué bien, qué extraño año
de las palabras
escribiéndose que ayuno: ayuno,
desde hoy (dice un año) enmudo,
a ver si oigo, a ver
si adivino,
vecinas fronteras, vecinos,
el timbreléctrico de los
picaflores ante mi ventana (pantalla
dice) cada mañana. desde hoy,
afírmense, comensales, firmado,

(ayuno).

28.8.08

poeta del no

y del no al no

en otro tiempo, era

es-

clava del sí, amo,

ya lo decía así

a sí; la tribu no

contactada (ni

por sí misma) re-

partiérase de entrada

por las comarcas

confirmando

la ley del tramo adolescente

más alta, la ley

del yo-yo

que cada vez

falta.


hoy —la tribu no se supera, la

tribu no se da como tal ni cediera

en su nulidad por la paz reiterada, por más

que el franco poeta del poeta del no

y del no al no

mal armado (armado con-

dado aniquilado)

pretendiera retenerla— todo

precario es, fue-

ra,


todo incompleto y sin brújula

o con brújula ciega, todo sin método, ya

y coma griega, está

tan oscuro el muslo, warira wari, habla otro idioma.



a Cecilia Vicuña, precaria precoz fundadora —in illo tempore— de la Tribu No.

26.8.08

La solicitud

El halcón limpia el pico
en su plumaje y espera
a su presa. La carnicería
salpica silencio en vez
de sangre. Por fin, las cosas
no se ven claras,
la luz que traspasa los edificios
no es inteligible,
es el peor idioma.
Los labios extraviados
retuercen la alfombra
de una tierra extraña y levantan a sus habitantes
y huérfanos preguntan al silencio:

¿Qué urgencia/
qué historia/
esconde una solicitud en la noche/
para un alma que suele confundirse con su madre?

La crueldad, quizá.

Si un alma
solo quiere hablar
como ir a la guillotina
de lo sublime
y no puede mirar siquiera a los ojos
de su interlocutor traidor
a pesar de que se cree
la poeta que arroja su propia casa
por la ventana, la que desgarra
la dignidad de la piel como un vendaje,
la conocedora de los sesos antes de que parlen.
¿de qué dureza hablamos, entonces?-
Por Dios! Si un alma
desteje oscurantismos linguales de gente errante,
mientras se sopla la nariz
en una habitación extraña,
y no responde al célebre traidor

es porque sabe
que él
posee máscaras,

historias de huesos, risas y monumentos:

-la no verdad, las adulteraciones del poeta.


Poema de / enviado por / Emma Villazón
(Santa Cruz de la Sierra, 1983).

8.8.08


8.8.8.

un infinito 3
veces

de pie, finito
esguince

a tiempo, hoy, en 1-
5.

7.8.08

El entrevero entre Santiago y La Paz

El entrevero. Una nonada en el Ande, de Andrés Ajens et al (sic), en coedición de Plural y la editorial santiaguina Cuarto Propio, es presentado el 23 de agosto en la Feria del libro de la Paz, por Marcelo Villena, Guadalupe Cajías y Juan de Dios Yapita. Hace algún tiempo me llegó una versión preliminar de susodicho opúsculo; me la dio Juan Carlos Ramiro Quiroga, quien, junto a Jorge Campero, Humberto Quino y yo misma, es uno de los aludidos abundantemente en el libro. Para reiterar más o menos lo que le escribí entonces a Ajens, creo que su libro se emparenta no poco con El extranjero de Albert Camus, o lo traduce bien, pero, y ahí está toda la gracia y/o desgracia, a diferencia del texto de Camus, donde el extrañado es un personaje (Meursault), en El entrevero es la propia lengua que lo inscribe (a ratos entre castellano y aymara) la que resueltamente se halla fuera de sí, desvirgada sino francamente desquiciada. Jallalla. (Habrá que ver, con todo, cómo viene ahora completo el pez).

25.5.08


sal/u/dos al can ése

lacan ya lo decía tendido
eléctrico ladrido del can ése
todo mal tendido en el diván terrible
relatum humanum est
gengis can también lo dijo: fijo
mío, la infancia, de cierto, avanza:
dictadura de adultos acaba
donde acaba la de niños

(otra fuera — la in-fancia)



Cf. Entrevista a Jorge Kanese & Última hora

18.4.08

A la sazón

Destos viracochas traxeron dos dellos vnos yungas
a mi tío que a la sazón estaba en Caxamarca,
el qual los resciuió muy bien
y dando de beber al vno dellos con vn vaso de oro
de la bebida que nosotros usamos, el español
en rrescibiéndolo de su mano lo derramó,
de lo qual se enojó mucho mi tío;
y después desto, aquellos dos españoles
le mostraron al dho. mi tío una carta ó libro,
o nó se qué diciendo que aquella era la quíllea [quillka: debuxo,
pintura, bordado, enseña, logo] de dios y del rrey, e mi tío
como se sintió afrentado del derramar de la chicha,
tomó la carta, ó lo que era, y arrojólo por allí, diciendo
"que sé yo que me dais ahí; anda, vete";
y los españoles se volvieron á sus compañeros,
los quales irían por ventura á dar relacçion
de lo que habían visto y les había pasado con mi tío
Ataguallpa.

(Tito Cusi Yupanqui, Vilcabamba, 1570)

29.1.08

Domesticando a Latinoamérica

por Carmen Abaroa (12.01.08)


¿Dónde comienza la domesticación, la asimilación, el espejeo narcisista con su irreprimible voluntad de dominio, de “autoposicionamiento”, la apropiación de alter (aun con las mejores intenciones del mundo) – dónde acaba? ¿Y cómo distinguir la domesticación de la hospitalidad – el hacer venir apropiador del dejar venir lo diverso a riesgo de alterarse huésped y huésped, tanto uno/a como alter, aun en la más extrema carencia de algo propio o apropiable? ¿Es posible? En los entremundos tan contemporáneos como anacrónicos del día a día, posible y/o imposible es: cada vez más requerido – distinguir, sin distinciones condecorativas ni distinguidas enjoyadas concurrencias.

Pienso en estas cosas, escribiendo en aymara [jaqi aru qillkaskta] aquí en Sorata, no lejos de Chukiyapu marka alias La Paz, preguntándome cómo el Ajens va a traslucir esto – al castellano migrante según él, puro romance impuro según yo, viejonueva fabla fabulante – ¿habrá otra vez que reiterarlo? ¿Pues cómo traducir sin asimilar ni apropiar? ¿Cómo dejar venir otra lengua-escritura, diversidad y di-versión de alter (alter sin mayúscula, por favor; nada de conceptual y/o absoluto Otro, Otra oder alter Alter).

Pienso también en estas cosas – que no son por demás cosa alguna – recordando a un viejo amigo americano, poeta estadounidense de fuste, que hace algún tiempo pretendía hacer una antología de poesía latinoamericana. ¡Compañero! Felizmente lo disuadí – al menos por un rato. Intentaba hacer una selección de autores país por país – nada más natural en vista de las antologías-por-país que pululan hoy en día –, exceptuando de Brasil, dado que tenía dificultades para comprender el portugués. Cuando le hice ver que la poesía – la poesía en poesía – no se deja subordinar estado-nacionalmente (salvo una re-invención inaudita de lo estado-nacional de por medio), se la quedó pensando. Pero insistió. Cuando le mencioné que en lo que él parecía entender por “Latinoamérica” (esto es, el conjunto de Estados-naciones que anteriormente fueran colonias del imperio español en el “Nuevo Mundo”) se habla más de un centenar de lenguas diferentes al castellano, y que el mismo nombre “Latinoamérica” no convoca ni de lejos a tal haz de alteridades en juego (¿es que vamos a decir que el Pacha colla o el Mapu mapuche se dejan nombrar sin más en el nombre “Latinoamérica”?), nuestro diálogo por correo electrónico se interrumpió – por un momento. No es que no se pueda hacer antologías de poesía latinoamericana (de ese Extremo Occidente que es Latinoamérica), faltaba más: se puede, y de hecho se hacen todos los días. Otra cosa es si esas anto-logías interrumpen o no la Conquista que aún persiste en el [latino]americano “continente”. Y aun en “poesía” – cuando, por ejemplo, se provoca casi compulsivamente a producir poesía a herederos de tradiciones culturales no europeas (collas, guaraníes, mayas, mapuches, etc.) que jamás escribieran como tal poesía (lo cual no significa que no tuvieran otras tradiciones de llamada y escritura, fueran orales, textiles, pictográficas, ideográficas, silabográficas, etc.). Si la literatura es cosa europea (aún la “literatura universal” o “mundial”, esa invención de Goethe), y si la poesía es parte o aun la quintesencia de la literatura, como dictaminan invariblemente las universidades latinoamericanas (esto es, europeas), decir “poesía aymara” o “poesía mapuche” fuera a todas luces una soberana marrada. A menos, por de pronto, de bajar un poco las Luces... O a menos de querer indicar con ello la hospitalidad o sujeción (y la alternativa parece terrible) de lo aymara o lo mapuche hacia lo occidental-europeo. Por otra parte, traducir sin más el yarawi quechuaymara por poesía (como lo hiciera tempranamente, y con las mejores intenciones, el mestizo Inca Garcilaso ante la corte española) fuera borrar de un plumazo todo diferir entre tradiciones de envío, y cerrar de entrada eventuales inanticipables consonancias, correspondencias y/o encuentros entre más de una destinación y/o destino. Sólo en la demora en traducción y/o transhumancia queda/ría abierta la posibilidad de una escritura francamente entreverada o entreveraz, a la vez literaria y no literaria, ni aymara ni europea por caso, sino otra cosa, otra – provisoria – casa: poemarka acaso, o franco tinku entre escrituras.[1] Y claro: apertura también a la imposible posibilidad tal vez del desastre, locura asorochada de una suspensión de toda identificación impuesta o aun deseada, occidental, alemana, judeoalemana, marrana, aymara, quechua, brasilera, rioplatense, estadounidense, masculina, femenina, poética o no poética, gay o chicana. ¿Cortocircuitera general de lo mismo en sí mismo, hoy mismo, dices – no ya idéntica a mí misma, lengua en camino, en Sorata? [2]

También pienso estas cosas leyendo la presentación de una reciente antología de poesía latinoamericana (lateinamerikanische Poesie): Sobrescribir fechas de caducidad, según la traducción de la poeta tarijeña Rery Maldonado, de Timo Berger y Rike Bolte.[3] Otra vez: ¿domesticación u hospitalidad hacia Latinoamérica? ¿Aún, pero, centro y periferia, dicen – de lo mismo? ¿Están hablando de sí mismos (europeos), de sí mismos a sí mismos (europeos a europeos[4]) o están diciendo otra cosa? ¿Otra cosa de otra cosa? ¿Los timo o los estimo – nomás les tomo el pelo? Por ejemplo: ¿neoindigenismo lírico europeo, dicen, o postneodigenismo (todo indigenismo, aun neo-, postneo-, o pre-, es europeo)? ¿Timo? ¿Performances de lo mismo hacia lo mismo? ¿Rike? ¿Dos tendencias actuales? ¿Se han hechos presentes [sic] en esta antología? ¿Lo mismo? ¿Otra vez: Das / Selbe / hat uns / verloren, das / Selbe / hat uns / vergessen, das / Selbe / hat uns – – ? ¿Difícil decidirlo? A menos de guardar un in/cierto desajuste e intraductibilidad entre Dichtung y Poesie, a menos de no traducir demasiado apresuradamente Pachakuti por désastre... Paso:

Vernichtung des indianischen Volkstums (exterminio, aniquilación de la nacionalidad, de las características nacionales indígenas, de su carácter de pueblo) llama Gusinde a una de las secciones iniciales de su obra (Die Feuerland Indianer, Viena, 1931), en donde “la lucha de exterminio” (Vernichtungskampf) contra los “indios” por parte de “los europeos”, “los blancos”, “los civilizados”, es descrita con no poco detalle: cacerías humanas, envenenamientos masivos, deportaciones, limpiezas étnicas, trabajos forzados, secuestros y violaciones sin cuenta, aparte de los estragos del alcohol y de las epidemias. [La flor del exterminio, en prensa].

A diferencia de Martin Gusinde, crístico lector del desastre avant la lettre (sin haber, con todo, la menor noticia ni escritura del desastre), estamos ya – ¿pero quiénes justamente? – en la apertura de un Pachakuti, en el vuelco sin inversión – entre pacha y “mundo”, tal singular kuti y/o torsión de[l] tiempo, con-torno del espacio temporalizándose, del tiempo espacéandose –, de paso.

Paso y re-paso:

kuntur achilas jilatay

compañero precedente, dador de la carencia [awtichiri],
helado por el frío de la carencia,
irradiado por la rayos de la carencia,
compañero dador de la carencia,
congelado por la escarcha de la carencia,
no eres, compañero, transhumante no eres,
dador de la carencia;
porque, claro, [apenas] llega un chango
dices que tienes palomitas [imillirukït staw];
no eres compañero, compañero.[5]


(Y es[t]o no fuera simplemente ya un poema y muy menos mera literatura, europea o latinoamericana, ni tampoco ya nomás sallqa [narración-canto ‘indomesticado’, ‘silvestre’ o ‘salvaje’ aymara] sin más; si es algo [diese Scherben!], su nombre y su ley, por venir tal vez, hoy, faltan).


Sorata, enero del 2008.


(traslape de Andrés Ajens).



[1] Dado que el quechuaymara tinku puede darse tanto por ‘encuentro’ como por ‘desencuentro’, por ‘acoplamiento’ como por ‘conflicto’, déjolo por ahora tal cual, meridianamente abierto [NdT].

[2] A no olvidar: según Emeterio Villamil de Rada, ilustre alumno de W. Von Humbold en Berlín [La lengua de Adán y el hombre de Tihuanaco, La Paz, 1888], Adán y Eva se entendían en el Paraíso en lengua aymara, y el Paraíso estaba, cómo no, en Sorata. Que Sorata sea aún hoy por hoy un paraíso, a ojos vista, nadie lo duda, [pero, de cierto] un paraíso no es el paraíso.

[3] “Poesía-añicos y sonares híbridos. [Scherben Poesie und Zwittertöne] Doce poetas latinoamericanos. Antología publicado [sic] con motivo de la Latinale 2007, el festival rodante de poesía latinoamericana en Berlín, Potsdam, Leipzig, Colonia y Hamburgo (Berlín: Instituto Cervantes y SuKuLTuR, 2007)”.

[4] Nosotros, los que nos llamamos americanos, no somos otra cosa que europeos nacidos en América (J. B. Alberdi, Bases, [Argentina] 1852).

[5] Kuntur achilas jilatay, a partir de un sallqa aymara, de memoria, de Lucía Quispe Choque, de Kakachaka, provincia Avaroa, Departamento de Oruro. Las gracias aquí a Juan de Dios Yapita (quien, por demás, da awtichiri por ‘hacedor de la época del vacío’) y Denise Arnold, de camino al Montículo, en La Paz.
"Timo Berger, M.A." [Wed, 23 Jan 2008 01:32:59 +0100] escribió:

Carmen,

no entiendo por qué mandás este mail. Ya vi que estás esparciendo tus críticas por todos lados.
Todo bien. Pero no me parecen muy justas. Por que si seguimos tu lógica, solo los indios pueden hablar de los indios...

Saludo,
Timo
Carmen Abaroa [Thu, 24 Jan 2008 07:44:56 -0600 (CST)] escribió:

Cómo no hablar del “indio”, munat Timo (lieber Timo)
y cómo no, hablando del “indio”, hablar también con el “indio” – con el indígena, el natural alemán por caso? Hay tal? Cómo no hablar una vez más de Hölderlin, por caso, dices tú? (Habrá que recordar todavía An die Deutschen?:

Und die Berge® des deutschen
Landes Berge® der Musen sind, [...] ?

Habrá aún que recordar la apertura del párrafo final de Andenken?:

Nun aber sind zu Indiern
Die Männer gegangen, [...] ?

Si hay “indios”, o “indias” – cosa para nada segura; hasta ahora no me he encontrado con nadie que [me] diga “soy indio” (me identifico como indio, me autopostulo o me prometo en tanto indio), salvo una escritora dulcemente terrible, una de apellido bien francés –, cómo no hablar de él, con él? Si el “indio” hace sistema con “Latinoamérica” (mundialización europea), aún en y con Literatura, cómo, pues, no hablar también con él? Cómo no hablarle hospitalariamente y ya no compulsiva o asimiladoramente (como habrá sido casi toda la historia de relación – es decir, de no relación – con él)? Pues la disyuntiva tal vez ya no sea entre hablar o no hablar con el “indio” o con cualquier otra fabulosa venida, in-vención y/o irrupción de alteridad, sino, tal vez, entre apertura a tal alteridad (hospitalidad) y cierre narcisista (apropiación) [pero acaso todo sea más simplementre entreverado – o aún: Es is alles anders, als du es dir denkst, als ich es mir denke,... wie heisst es, dein Land hinterm Berg...?] – y eso, sea que hablemos o callemos.

Para decirlo otra vez, ni lógica ni ilógicamente sino antes y acaso después de la lógica (¿la “lógica” no es acaso precisamente lo que muchos habrán llamado la lengua indígena occidental?), diciéndole al “indio” que tú eres [y/o yo!] tal vez, otra vez:

compañero precedente, dador de la carencia,
helado por el frío de la carencia,
irradiado por los rayos de la carencia,
compañero dador de la carencia,
congelado por la escarcha de la carencia,
no eres, compañero, transhumante no eres,
dador de la carencia;
porque, claro, apenas llega un chango
dices que tienes palomitas;
no eres compañero, compañero

Hay un proverbio aymara (que es casi como decir un proverbio chino a estas alturas) que dice más o menos: Aka tinku tinkusi. Lo cual, entenderás, siendo estrictamente intraducible, no estaría acaso demasiado desencaminada si lo digo así: sin desencuentros no hay encuentros. Apuesto a que algún día nos encontraremos y como in-fantes nos reiremos – por de pronto, de mi carencia de lengua nativa o indígena, de alemán – y de un reír que, como las lágrimas, los vagidos y los espasmos amorosos no pertenezcan ya a lengua alguna.

Hasta entonces,

Carmen

31.12.07

o caso del portugnol selvajen

o caso: ía um, uma
nave, verso, naverso
naufragar no silencio

não no branco bestia
es puma, jaguar o delfín de mar
da sua traça, no anverso

no anverso do verso o/a
naverso virou, ocaso escaso, da lingua,
delfim do mar ou ou-

tro del fin por caso, o boto.
virou, o portugnol, deserto (de certo).

16.12.07

La vida según H. H.

(traslapes inéditos de [Alcoólicas] de Hilda Hilst)


I

Es cruda la vida. Gracia de tripa y metal.
En ella caigo: piedra mórula herida.
Es cruda y dura la vida. Como un pedazo de víbora.
Cómola en la lividez de la lengua
Teñida, lávote los antebrazos, Vida, lávome
En lo estrecho-poco
De mi cuerpo, lavo las vigas de los huesos, mi vida
Tu uña plúmbea, mi atuendo rosso.
Y deambulamos trágicas por la avenida
Coloradas, góticas, altas de cuerpo y de copas.
La vida es cruda. Hambrienta como el pico de los cuervos.
Y puede ser tan generosa y mítica: arroyo, lágrima
Ojo de agua, bebida. La vida es líquida.


II

También son crudas y duras las palabras y las caras
Antes de sentarnos a la mesa, tú y yo, Vida
Delante del fulgurante oro de la bebida. Al cabo
Van haciéndose remansos, lentes de agua, diamantes
Sobre los insultos del pasado y del ahora. Al cabo
Somos dos señoras muertas de la risa, rosadas
De una morera que entreví en tu hálito, amigo
Cuando me permitiste el paraíso. El naufragio de las horas
Va haciéndose tiempo de conquista. Languidez y sufrimiento
Van haciéndose olvido. Ya acostadas, la muerte
Es un rey que nos visita y nos cubre de mirra.
Susurras: ah, la vida es líquida.

28.11.07


Che cos’è la poesia? *
por Jacques Derrida
traslape de coro por Carmen Abaroa et al.

Para responder a tal pregunta – en una o dos palabras, ¿no? – se te solicita saber renunciar al saber. Y saber hacerlo bien, sin nunca olvidarlo: desmoviliza la cultura, pero lo que tú sacrificas en camino, atravesando el camino, no lo olvides jamás en tu docta ignorancia.

¿Quién osa preguntar tal cosa? Incluso si no lo parece, pues desaparecer es su ley, la respuesta se ve dictada. Yo soy un dictado, profiere el poema, apréndeme de coro, de memoria, carajo, copia, vigila y guárdame, resguárdame, mírame, dictado ante los ojos: cinta de sonido, wake, estela de luz, fotografía de la fiesta en duelo.

Ella se ve impelida, la respuesta, a ser poética. Y, por ello, pujada a dirigirse a alguien, singularmente a ti pero como al ser perdido en el anonimato, entre ciudad y natura, entre Sorata y Warisata, un secreto compartido, a la vez público y privado, absolutamente lo uno y lo otro, absuelto de afuera y de adentro, ni lo uno ni lo otro, el animal arrojado por el camino, absoluto, solitario, enrollado, hecho bola – consigo. Puede hacerse aplastar, justamente, por eso mismo, el erizo, istrice.

Y si tú respondes de otro modo, según el caso, teniendo en cuenta el espacio y el tiempo que te son dados con esta pregunta (desde ya tú hablas italiano), por ella misma, según esta economía pero también en la inminencia de cierta travesía fuera de sí como de casa, arriesgada, hacia la lengua de otro en vista de una traducción imposible, tan resurgida como rehusada, necesaria mas deseada como una muerte – ¿qué es lo que todo eso, eso mismo en que tú acabas de desvariarte, tendría que ver, pues, con la poesía? Con lo poético, más bien, porque oyes hablar de una experiencia, otra palabra para decir viaje, aquí el recorrido aleatorio de un trayecto, la estrofa que vuelve pero que jamás retrotrae al discurso, ni a casa, jamás se reduce a eso al menos la poesía – escrita, hablada, cantada incluso.

He aquí, pues, a no olvidar, en una o dos palabras.

1. La economía de la memoria: un poema ha de ser breve, elíptico por vocación, cualquiera sea por demás su extensión objetiva o aparente. Docto inconsciente de la Verdichtung, del retrazo como del suspenso.

2. El corazón en coro. No el corazón en medio de frases que circulan sin riesgo por entre los cambistas de la calle Camacho y se dejan traducir a cualquier lengua. No simplemente el corazón de los archivos cardiográficos, el objeto de saberes y técnicas, de filosofías y de discursos bio-ético-jurídicos. Tal vez tampoco el corazón de las Escrituras o de Pascal, ni siquiera, y es menos seguro, ese que en vez de aquesos prefiere Heidegger. No, una historia “de corazón” poéticamente envuelta en el idioma del “aprender de coro” de mi (arcaica) lengua o de otra, par coeur, por caso, o la inglesa (to learn by heart), o incluso de otra, la árabe (hafiza a’n zahri kalb) — un trayecto nomás a varias voces.

Dos en uno: el segundo axioma se enrolla en el primero. Lo poético, digámoslo, sería lo que tú deseas aprender, pero del otro, gracias al otro y dictado, de coro: imparare a memoria. ¿No es ya eso, el poema, cuando una hilacha es dada, la venida de un acontecimiento, en el momento en que la travesía del camino llamado traducción permanece tan improbable como un accidente, intensamente soñada con todo, requerida ahí donde lo que promete deja siempre qué desear? Un reconocimiento va hacia eso mismo y previene aquí el conocimiento: tu bendición antes del saber.

Fábula que tú podrías contar como el don del poema, es una historia emblemática: alguien te escribe, a ti, de ti, acerca de ti. No, una marca dirigida a ti, dejada, confiada, se acompaña de una exhortación, se instituye de veras en esa orden que a su vez te constituye, asignando tu origen o dándote lugar: destrúyeme, o antes bien dame mi soporte invisible afuera, en el mundo (he ahí ya la seña de todas las disociaciones, la historia de las trascendencias), haz en todo caso de suerte que la proveniencia de la marca permanezca de ahora en adelante inubicable o incognocible. Prométemelo: que ella se desfigure, transfigure o indetermine en su puerto, y tú oirás con esta palabra la orilla de la partida tanto como el referente hacia el cual una traslación se porta. Come, bebe, traga mi letra, pórtala, transpórtala en ti, como la ley de una escritura hecha cuerpo, tu cuerpo: la escritura en sí. La astucia de la exhortación de entrada puede dejarse inspirar por la simple posibilidad de la muerte, por el peligro que puede hacer correr un vehículo a todo ser finito. Oyes venir la catástrofe. Desde ya impreso directamente en el trazo, venido del corazón, el deseo del mortal despierta en ti el movimiento (contradictorio, me sigues bien, doble obligación, obligación aporética) de resguardar del olvido a esta cosa que al mismo tiempo se expone a la muerte y se protege – en una palabra, la maña, el retrazo del erizo, como en la autopista un animal hecho bola. Se lo querría tomar en las manos, aprenderlo y comprenderlo, guardarlo en prenda para sí, consigo.

Te gusta – guardar eso en su forma singular, diríase: en la irremplazable literalidad del vocablo, si habláramos de la poesía y no solamente de lo poético en general. Pero nuestro poema no se sostiene nomás en nombres, ni siquiera en palabras. Es desde un inicio arrojado por los campos y caminos, cosa allende las lenguas, incluso si le ocurre acordarse de ello cuando se contrae, hecho bola consigo mismo, más amenazado que nunca en su retracción, su distancia: cree entonces defenderse, pero se pierde.

Literalmente: quisieras retener de coro (con y si decoro), una forma absolutamente única, un acontecimiento cuya intangible singularidad no separe ya la idealidad, el sentido ideal, como dícese, del cuerpo de la letra. En el deseo de esta no separación absoluta, lo no absoluto absoluto, tu respiras el origen de lo poético. De ahí la resistencia absoluta a la transferencia de la letra que el animal, en su nombre, con todo, reclama. Es el desamparo, la destrenza del erizo. ¿Qué quiere la destrenza, el stress mismo? Stricto sensu: poner en guardia. De ahí la profecía: tradúceme, guarda, guárdame todavía un poco, sálvate, abandonemos la autopista.

Así se yergue en ti el sueño de aprender de coro. De dejarte atravesar el corazón por el (arcaico) dictado. De un sólo trazo, y es lo imposible y es la experiencia poemática. Tu no sabías, no conocías aún el corazón como coro, así lo aprendes. De esta experiencia y de esta expresión. Llamo poema a eso mismo que aprende el corazón, lo que inventa el corazón, y a fin de cuentas lo que la palabra de coro (cor, cordis) parece querer decir y que en mi lengua dicierno mal de la palabra coro. Coro, en el poema “aprender de coro” (a aprender de coro), ya no nombra sólo la pura interioridad, la espontaneidad independiente, la libertad de afectarse activamente reproduciendo la traza amada. La memoria del “de coro” se confía como una plegaria a más de uno, es más seguro, a una cierta exterioridad del autómata, a las leyes de la mnemotécnica, a esa liturgia que mima superficialmente la mecánica, al automóvil que soprende tu pasión y viene hacia ti como de afuera: auswendig, en alemán, “de coro”. Entonces: el coro te golpea, palpita, nacimiento del ritmo, allende las oposiciones del adentro y del afuera, de la representación consciente y del archivo abandonado. Un coro allá, entre los senderos y las autorutas, fuera de tu presencia, humilde, cerca de la tierra, bien abajo. Reitera murmurando: no repitas nunca... En una sola cifra, el poema (el aprender de coro) sella juntos el sentido y la letra, como un ritmo espaciando el tiempo.

Para responder en una o dos palabras, elipse, por ejemplo, o elección, coro o erizo, habrías tenido que desmantelar la memoria, desarmar la cultura, saber olvidar el saber, incendiar las bibliotecas de las poéticas. La unicidad del poema es a condición tal. Tienes que celebrar, debes conmemorar la amnesia, el salvajismo, incluso la boludez del “de coro”: el erizo. Se ciega. Enrrollado, erizado de púas, vulnerable y peligroso, calculador e inadaptado (porque se hace bola, sintiendo el peligro en la autopista, se expone al accidente). No hay poema sin accidente, no hay poema que no se abra como una herida, y que no sea al mismo tiempo hiriente. Tú llamarás poema a un encantamiento silencioso, la herida áfona que de ti deseo aprender, arcaica tal vez, de coro. Ha pues lugar, en lo esencial, sin que se lo tenga que hacer: se deja hacer, se hace, sin actividad, sin trabajo, en el más sobrio pathos, extranjero a toda producción, sobre todo a (toda) creación. El poema toca, a-con-tece, bendición, venida de alter. Ritmo pero disimetría. No hay sino poema, antes de toda poiesis. Cuando, en vez de la “poesía”, hemos dicho [lo] “poético”, habríamos debido precisar: “poemático”. Sobre todo no dejes catapultar al erizo al circo o al picadero de la poiesis: nada que hacer (poien), ni “poesía pura”, ni retórica pura, ni reine Sprache, ni “operación-de-la-verdad”. Sólo una contaminación, tal, y tal encrucijada, este accidente. Esta vuelta, el retorno de esta catástrofe. El don del poema no cita nada, no ha título alguno, ya no histrioniza; sobreviene sin que te lo esperes, cortando el aliento, cortando con la poesía discursiva y sobre todo literaria. En las cenizas mismas de tal genealogía. Sin fénix, sin águila, el erizo de mar a ratos, muy abajo, bien abajo, cerca de tocar tierra. Ni sublime, ni incorpóreo, angélico tal vez, y por un lapso.

Llamarás de ahora en adelante poema a una cierta pasión de la marca singular, la firma que repite su dispersión, cada vez allende el logos, anhumana, apenas doméstica, ni reapropiable en la familia del sujeto o la persona: un animal convertido, enrrollado, vuelto hacia otro y hacia sí, una cosa en suma, y modesta, discreta, un pie a tierra, la humildad que sobrenombras, llevándote así en el nombre allende el nombre, un erizo catacrético, todas las puntas afuera, cuando este ciego sin edad oye pero no ve venir la muerte.

El poema puede enrrollarse, hacerse bola, pero es todavía para volver sus signos agudos hacia el afuera. De cierto, puede reflexionar la lengua o decir la poesía pero no se restituye nunca a sí mismo, no se mueve nunca por sí mismo como esos ingenios portadores de muerte. Su acontecer interrumpe siempre o desvía el saber absoluto, el ser consigo mismo en la autotelia. Este “demonio del coro” jamás se termina de reunir, antes bien se extravía (delirio o manía), se expone a lo que toca, y pudiera dejarse más bien despedazar por lo que hacia él viene.

Asujeto: hay tal vez poema y que se deja, se abandona, pero jamás lo escribo. Un poema yo no lo firmo jamás. Alter lo firma. El yo no es sino la venida de ese deseo: aprender de corazón de coro. Vuelto para resumirse en su propio soporte, por lo tanto sin soporte exterior, sin sustancia, sin sujeto, absuelto de la escritura en sí, el “de coro” se deja fijar allende el cuerpo, el sexo, la boca y los ojos, borra los bordes, se escapa de las manos, apenas lo oyes, pero nos enseña el corazón como el coro. Filiación, prenda de elección dejada en herencia, se puede agarrar a cualquier palabra, a la cosa, viviente o no, en nombre de erizo por ejemplo, entre vida y muerte, a la caída de la noche o al despuntar el alba, apocalipsis distraído, propio y común, público y secreto.

- Pero el poema del que hablas, te extravías, nunca se lo ha llamado así, ni tan arbitrariamente.
- Acabas de decirlo. Había que demostrarlo. Acuérdate de la pregunta: “Qué es...?” (ti esti, was ist..., istoria, episteme, philosophia). “¿Qué es...?” llora la desaparición del poema – otra catástrofe. Anunciando lo que es tal cual es, una pregunta saluda el nacimiento de la prosa.


* Publicado [con el título Che cos’è la poesia?] primero en Poesia, I, 11, noviembre de 1988, y luego en Po&sie, 50, otoño de 1989, donde venía precedido por la siguiente nota:
“La revista italiana Poesia, en que apareció este texto en noviembre de 1988 (traducido por Maurizio Ferraris), abre cada uno de sus números con la tentativa o simulacro de una respuesta, en algunas líneas, a la pregunta che cos’è la poesia? Ella es planteada a un vivo, mientras que la respuesta a la pregunta che cos’era la poesia? corresponde a un muerto, en ese caso al Odradek de Kafka. Al momento de escribir, el vivo ignora la respuesta del muerto: viene al final de la revista y escogida es por los editores.” [NdT: El título en esta ocasión, como el desplazamiento del antiguo nombre – tal vez ya no sin más arcaico – a subtítulo, a riesgo de atravesar todos los prohibidos francos pasajes, falta acaso de eso que llámase, en traslación, retórico decoro, fuera, hasta cierto punto, de exclusiva responsabilidad nuestra].

30.10.07

Cuándo

Cuando la otra, la niña que fuera, adolescente de toda nada, saltando el cordel en Sorata, llegó a sus manos, a mis ojos, manojos de otras lenguas, de otras tierras, de otras historias: Meursault, Muero-salto, Madre-salto. Cuándo. Y yo, la niña que fuera, leía El extranjero como quien lee la palma de su mano. Aujourd’hui, maman est morte. Hoy. Ou peut-être hier. Tal vez. J’ai reçu un télegramme de l’asile: “Madre muerta. Entierro mañana. Sentido pésame”. Cela ne veut rien dire. Era talvez ontem. Ontem ou ante-ontem. Mamá habrá muerto. Falleciera. Cede. Decede. Y salta. Interminablemente salta. Como la lengua. Como la niña que fuera. De lengua en lengua. Como el portuñol selvajen o el mexica-chicano. Salta. Como Salta (¿sallqa? ¿sallka? ¿samka?). Como Sorata. Que en aymara. En lengua aymara dice: lo jurado, a su modo, emprestado empréstito, juramentado. Extranjero es el idioma materno. Que no hay. Por eso mis amigas de otro borde, de Ciudad Juárez, de esa otra archifrontera, optan por hablar, naturalmente, en prótesis (dicen: en lengua posmaterna), mas permanecen con ello ¿atrapadas?, sin trampa empero, en la vera concha de su madre, madre de todas las conchas. Abran cancha, les digo, cancha a lo que no habrá tenido nombre, ni nativo ni alternativo, ni posnativo, a lo que está en trance de venir, de venir a inventarse. Tal Sorata. Tal la sopa paraguaya comiéndose (cayéndose) a pedazos. Tal el chairo quechuaymara en la punta de la lengua. La extraña. Extraña araña, hoy, raguña. Tejiendo, tramando destramar y ya, sin tramar ni destramar, amar. La mar. Extramar. Otra vez — tal vez — en casa.

27.10.07

témoin en moins

............................... au demeurant sans témoin

plusieurs fois j’ai cru la voir
tout près de mon cru, des fois
l’autre à témoin

moins et plus qu’un savoir
à l’envers, le cla-
potement aux yeux, des vers, point

à la ligne, sans mot dire, sans
tesmoing. un chant
de fait? quasi-transcendantal? cla-

potait au fond
des eaux marranes? plus-
iers fois, hier

hurlait l’erratum à deux mains
au foyer, plus d’un, encore
au cœur, plus d’une fois hier

à extraduire au fin marin
parler sans témoin: de heridas
voy, de heridas sen devengar bine, byen,

vengo (viens).



[27,10,07]

24.10.07

CARTAS VAN, VIENEN (24-10-2007)


Régis Bonvicino escribió (a carmen abaroa):

Caríssima Carmen,

Ótimo que discorde. Vamos publicar sua resposta hoje ainda no site de Sibila, embora eu idem discorde de seu conteúdo, de sua resposta, e ache-a um pouco violenta e sem -- desculpe-me -- muitos argumentos convincentes.

Abraço.

ps: Rolando vai responder a você.


Carmen Abaroa escribió (a régis bonvicino):
cc: rolando sánchez mejías

Estimado Régis Bonvicino,

la pareja (no siempre pareja) entre nacionalismos y políticas (y, más ampliamente, narcisismos y escrituras) no puede sino preocupar y preocuparme; pócimas que abren y/o cierran, curan y/o matan -- a no meter todo programáticamente en el mismo saco ---; de ahí tal vez que no haya sido enteramente insensible a vuestra campaña contra el nacionalismo (a secas) en las artes.

Que Ud. haya encontrado um pouco violento mi envío es hasta cierto punto comprensible, en tanto aquél da cuenta, libre lectura atenta mediante, de la violencia implícita (inconsciente -- apuesto --, esto es, no solapada, mas no por ellos menos violenta) de vuestra Carta, cuya motivación, reitero, no pongo en duda.

Desarmar, suspender la violencia (social como textual, etc.), ¿no fuera acaso, entre tantos otros deberes sin deberes (sin programación normativa) lo que le toca (también) cada vez a eso que aún llamamos poesía? Y ya está dicho: eso no vence ni convence: se expone, en camino, (se) extrovierte.

Saludos otra vez,
Carmen


Régis Bonvicino escribió (a carmen abaroa):

Caríssima,

Gostei de sua carta-resposta. Com calma lhe digo quais os pontos EXATOS que discordo. Mas, você nos fez um grande bem, que os catalães se recusam a fazer: discutiu, debateu. Algo de grande valor democrático. Sei que o tema "nacionalismo" é sensibílissimo. Sim, os brasileiros esmagaram seus índios. O que tenho a lhe dizer como blanco? VERGUENZA! Etc. Receba um abraço grande. E o convite para enviar poemas e ensaios para Sibila, ok?

Régis


Rolando Sanchez Mejias escribió (a carmen abaroa):

Estimada Carmen

Ciertamente es muy razonable todo lo que expones. Y sabemos cuán sensible es el "tema" de "lo nacional", incluso del "nacionalismo".

En nuestro caso, fue preferible correr el riesgo de una carta-"llamada" (casi libelo) que no un texto hondamente teórico. A los "nacionalistas" radicales no se les convence (aquí, en España) con "teorías". A su ceguera, casi hay que oponerle "otra" ceguera. La ceguera de un NO a las expulsiones de escritores de emisoras etc porque hablan castellano, un NO a que se sólo se apoyen las políticas culturales pro la lengua catalana (en una sociedad cuyo 60 % es castellano-hablante), políticas que se sustentan en los impuestos a TODOS los ciudadanos.

Esquerra Republicana es un partido seriamente peligroso. No tiene nada que ver con los nacionalistas de "centro". Y ese NO nuestro va dirigido fundamentalmente a ellos, que intentan "radicalizar" una sociedad que es BILINGUE.

Quieren por otra parte la SEPARACION de España. Y el 80 % de la sociedad en Cataluña, no la quiere. Porque hay demasiados lazos de siglos y familias cruzadas y dos lenguas vivas, como para que exista una SEPARACIÓN tajante de unos de los países más bellos del mundo, España, que se basa en sus diferencias.

Esto por ahora.

Un abrazo,
Rolando


Carmen Abaroa escribió (a rolando sánchez mejías):
cc: mailto:regis@uol.com.br

Gracias, Rolando.

Hay un tono de apertura en tu respuesta, amistosa incluso, que saludo, invaluable.

Respeto el riesgo de vuestra llamada (al punto aun de por momentos talvez confundirse con la de quienes ustedes denuncian). Y, de cierto, las responsabilidades que conlleva.

Lo señalas ahora meridianamente: hay más de un nacionalismo en juego (allá, acá y acullá) y cada cual no es sin más asimilable. Hacerle la guerra al nacionalismo sin más fuera tan injusto como inoperante. No es lo mismo Pessoa o Martí que il Duce. Es claro: si no diferenciamos, hasta cierto punto al menos, cada vez, no hay decisión ni responsabilidad ni, ¿habrá que subrayarlo?, eso que aún llamamos poema.

No se trata, con todo, de volver a contraponer al paso "teoría" y "práctica" (otros dirían acaso: "poesía" -- supuestamente en las nubes -- versus "política" -- supuestamente aterrizada) sino, concordarás, de deshacer, hasta donde sea im/posible, todo -- consciente y/o inconsciente -- dogmatismo.

Otro abrazo,
Carmen


Régis Bonvicino escribió (a carmen abaroa):

Muy bine! Abrazos.

Régis


----- Original Message -----
Carta poético-política: ¿no nacionalismo?

Estimables Rolando Sánchez Mejías, Régis Bonvicino y otros/as,

¿cómo no concordar con vuestra voluntad de desencadenar un movimiento internacional contra el nacionalismo en las artes?, ¿cómo no suscribir vuestro envío (cf. Cataluña: Carta no nacionalista), sin por ello dejar de, hasta cierto punto, responder/lo?

La discordancia, aquí, radical (de una raíz que permanece, al decir de Celan, con todo, en el aire), lejos de poner en entredicho vuestras buenas intenciones, está en otra parte. De facto: discordancia tan pensativa como práctica. Pues vuestra carta, por largos pasajes, hace exáctamente lo contrario de lo que dice: mima, espejéase no poco con el adversario denunciado, y queda a ratos atrapada en su violencia, en su retórica y lenguaje. ¿Vuestra Carta no nacionalista fuera de veras una Carta nacionalista contra el nacionalismo (y contra sí misma de paso), esto es, aún una Carta en el seno del nacionalismo? ¿Uma carta no nacionalismo? Tal vez. Tal fuera el punto, hoy, disyunto. Y la inzanjabilidad, aquí, ¿qué decide? Pues si hay algo irreductiblemente violento eso fuera la identificación unívoca, la referencia absoluta – para el caso: la idealización (esto es, la sustancialización) del “nacionalismo”, alias muerte. Como uno. Como puro. Como simple – para nada, y de entrada, fracturado, inesencial, disyunto (por demás es tal disyuntura la que hace posible cualquier operación identificatoria, “sociopolítica” y/o “textual”). Aun con las mejores intenciones y maneras, de cierto.

¿Hacia adónde avanza el nacionalismo catalán?, parte preguntándose/respondiéndose vuestro envío, esto es, presuponiendo ya que eso que llaman nacionalismo catalán es uno, y que ese uno, esa presunta identidad una y única de el nacionalismo, unívocamente avanza (luego, sin embargo, se nos dirá que ese “avance” es de veras un “retroceso”, una regresión delirante). ¿No es acaso ese gesto, ahí, confirmado, vuestro, que otorga un presunto valor de identidad al nacionalismo, el que enseguida – y en toda la dicha Carta – precisamente denuncian? Y aún añaden: La pregunta, por supuesto, puede hacerse extensiva a otros nacionalismos y a su significado en las sociedades modernas. Traduzco: ¿Hacia adónde avanzan [los] otros nacionalismos, aparte del catalán – pero que en verdad (es la verdad que nos revela la frase que viene enseguida en la Carta), no son otros, o sólo empíricamente, pues compartirían, según vosotros, el mismo destino que el nacionalismo catalán? Respuesta, vuestra: al uso político de unos presuntos “valores de identidad”, suprimiendo de forma coercitiva las diferencias, etc. Es el leitmotif y voz cantante de toda la Carta: El nacionalismo catalán [subrayo] se articula hoy a través de una violencia más o menos solapada, que opera institucionalmente revestida de “buenas maneras”, por decir, tal vez, de buenas intenciones.

Lo que se acostumbra llamar nacionalismo (como el narcisismo – incluso en las artes), si hay uno (como ustedes sugieren), fuera de entrada más de uno, esto es, diferenciado y aun difereciándose, por poco que no olvidemos su rol (complejo) en las llamadas independencias de los países llamados latinoamericanos, en los actuales procesos (acaso aun más complejos) de dignificación de los pueblos llamados indígenas del continente llamado americano, y aun en la tradición llamada romántica (esto es, en casi toda la literatura llamada moderna). O aun, en todo movimiento (acaso interminable) de constitución de niños en adultos, que se inicia, como es sabido, con identificaciones de toda laya. Condenar el nacionalismo sin más, simplemente, si tal hubiera, pudiera sonar bien al oído de las almas bellas, mas de facto conlleva (aún inconscientemente) identificarse con lo peor de lo condenado y, de paso, victimizar a todo niño y/o niña, a todo infante que aún en nos/otros habite y, quién sabe, con nos hable. (Dicho sea de paso en solidaridad también con aquella niña ecuatoriana violentada recientemente en Barcelona sólo por ser, sólo por haber sido identificada como no idéntica, no una misma -- porque ecuatoriana).

En suma: vuestro envío da qué pensar y se agradece. Vuestra intención se comparte. Con todo, suscribo suscribir toda denuncia de injusticia en la vida (social) como en las artes justamente; esto es, toda iniciativa no fagocitada por el gesto, el habla, la retórica, el lenguaje y acto violento que no hace sino, más allá del eventual carácter de sus intenciones, confirmar y acrecentar lo injusto.

Saludos,
Carmen Abaroa.

22.10.07

Los espíritus auxiliares en poesía
a prosópito de Araki Yasusada et al.

1. Que el chamanismo más antiguo y la poesía más reciente se encuentren — ¿a quién podría hoy extrañar? Como la escritura, las prácticas llamadas chamánicas, en toda su diversidad, extendidas inmemorialmente por buena parte de Asia y por toda la América de antes de América (de antes de la invención europea del Nuevo Mundo) y de después, habrán tenido como ingrediente irreductible una in/cierta relación con la muerte, con la muerte en la vida y, más específicamente, relación y correlato con seres ni enteramente vivos ni enteramente muertos, llamados a menudo (traducidos desde muy variadas lenguas como) “espíritus”. Los testimonios son innumerables. Nomás un botón, de muestra: El poder de los payé (chamanes tupí-guaraní) provenía de las relaciones con los espíritus [...]. Su poder dependía la mayor parte de las veces del auxilio prestado por los espíritus [...] Otros muchos ejemplos pueden ser citados en cuanto a que casi todos los actos de los payé dependían del espíritu sobre el cuál ejercía él mismo su autoridad (A. Métraux, La religión de los Tupinambás, cap. VII, 1950, trad. mía).

Con todo, los espíritus con los que (se) relaciona o relata el chamán (que en algunos casos pudiera ser una mujer, tal el caso de las machis mapuches) no fueran meros espíritus en el sentido predominantemente occidental del término, esto es, no fueran meras almas incorpóreas, meras idealidades o significados puros (inmateriales), pues hasta cierto punto fueran virtualmente corpóreos, dejándose ver y/o entrever a ratos y así, mostrándose, se sustraen sin embargo a una aprehensión sin más. El chamán convoca a los espíritus muchas veces por el canto (los encanta) y el humo del tabaco, ya para escuchar lo aun inaudito, para saber, de un saber improbable empero (testimonio performativo antes que objetivación o aseguramiento calculable de “lo real”), lo que se requiere en la ocasión, ya como aliados para una empresa singular, para un cierto poieô o hacer (de ahí el nombre de “hechicería” que habrá recibido a menudo el chamanismo), curar y/o matar, hacer el bien y/o el mal. La ambivalencia, la oscilación de sentido es aquí constante, congenital: tanto como un aliado o auxiliar, un espíritu virtualmente puede volverse, y a veces en el momento más inesperado, un adversario temible. Como la droga, y como la escritura por demás, indecidiblemente, los espíritus curan y/o enferman, abren y/o cierran, vivifican y/o matan — a distancia. Enemigos fieles los habrá llamado recientemente un brasílico antropólogo depredatorio. De los espíritus y de sus primos, los espectros (con que a veces se identifican), oímos hablar, y discurrir, política, acaloradamente, no poco hoy por hoy en la (mal) llamada era digital.

2. Como Alberto Caeiro y Alvaro de Campos (los llamados heterónimos de Fernando Pessoa), pero diferentemente, Araki Yasusada, el autor de Doubled Flowering (From the Notes of Araki Yasusada, editado y traducido por Tosa Motokiyu, Ojiu Norinaga y Okura Kyojin; Roof Books, Nueva York, 1997) habráse dado, en términos chamánicos, tal espíritu auxiliar, tal alien aliado a un chamán-escritor contemporáneo, redoblado en su auxilio por sus propios editores y traductores (también “espíritus”). ¿Ficción literaria, autoría ficticia, como habrá postulado tempranamente un lector sagaz (Eliot Weinberger) y habrá concordado otro (Kent Johnson) o aun hiper-autor (Mikhail Epstein)? Sí y no. Sí, en tanto Araki Yasusada en cuanto ciudadano (japonés) jamás habrá existido como tal. Y no, en cuanto la repartición asegurada entre verdad y ficción, realidad y no-realidad de un nombre, de un trazo-en/de-un-poema, fuera aquello mismo que la escritura poética (como la práctica chamánica), a diferencia de la literatura en su sentido tradicional, habrá venido a interrumpir y a dejar en vilo desde ya. La pregunta por la identidad, que aún obsesiona a no pocos, por la identificación de quién o quiénes escribieran factualmente Doubled Flowering no deja de tener su indudable interés socio-literario, mas, poética como chamánicamente, hasta cierto punto, fuera irrelevante (y el punto del “hasta cierto punto” sólo puede decidirse a partir del poema, de su lectura como lectoescritura originaria, o, mejor, transoriginal).

3. Chámanicamente hablando, ¿a qué es convocado Araki Yasusada? ¿En qué consiste su intervención en tanto espíritu auxiliar? ¿Cuál fuera el punto en juego, el pro-blema (aquello arrojado por delante) que su escritura, respondiendo hasta cierto punto, enfrenta? Más de uno, de cierto. El estatus del testimonio (de la verdad como el de la ficción) en poesía. La compulsión identificatoria en el mundanal globalizado de la técnica. La traducción originaria (sin saberlo: el traslucine). Pero. Para subrayar nomás ahora un punto, disyunto: la culpa. La culpa que disculpa, que se hace culpa para mejor perdonarse y automáticamente olvidar. La culpa que corroe e irresponsabiliza al Far West (la bomba atómica en Hiroshima y Nagasaki como el vaquero Bush en Irak) y, a fin de cuentas, a eso que aún llámase Civilización Occidental Cristiana o, a secas, Occidente. La culpa que habrá operado no poco en los editores de importantes revistas literarias norteamericanas que, a comienzas de los ’90, se apresuraran en publicar entusiastas y admirativos la escritura fascinante de una supuesta víctima (presencial) de Hiroshima, pero que al cabo renegaran al enterarse de su carácter “ficticio”, protético, de espíritua auxiliar. La ética (no normativa) de Yasusada, su decisión y responsabilidad ante la culpa, de veras infinita, incalculable, la deuda impagable del Far West: Doubled Flowering. Pues una cosa es la culpa (occidental, judeocristiana, etc.), otra la responsabilidad (en el entre del envío, ya no sin más localizable). Responsabilidad hasta un in/cierto punto, adelantaba, pues no hay respuesta ni decisión alguna si hay respuesta absoluta (sentido pleno e indemne), ni destinatario si tal está enteramente predeterminado (ante/a quién responder) ni en nombre de qué y/o quién si tal viene asegurado en total. El poema está en camino dice otro por ahí. Envío expuesto a la convergencia — al encuentro. Con alter. Con cualquiera. Espíritu (también) tal vez. ¿Otra vez? Malgré Yasusada (pues no insista, carajo), bien entendu:

Donde estamos this is curious. Donde estamos un sueño de transparent letters bloquea el corazón desde eso que no es. Pues aunque this is precisamente donde estamos non hemos de encontrarnos.
de Floreo Doble, de Araki Yasusada (por A. Allard et al.)

[sin data]*

—dedico este poema al gran poeta norteamericano Jack Spicer.

de porosos sonidos construido. el templo, más allá de esto, en los campos de crisantemos y los pinares de Hiroshima. fuera de foco. un templo donde medimos silencio.

no oigas al través pues esto no fue posible con amor sino en principio no siendo un ser humano. no siendo pues un símbolo al principio.

un cultor simbólico. pues las palabras suenan mientras arden
en el alma de los cultores. o Hiroshima. un hueco signado para el transeúnte.

donde uno es/tá es en un templo que un ya nos hace olvidar
que estamos en él. donde estamos es en un silencio.

donde estamos aquesto es raro. donde estamos un sueño de letras transparentes bloquea el corazón desde eso que no es. pues aunque aquesto es precisamente donde estamos nos no hemos de encontrarnos.


6*

enciendes y apagas, y
si paso la lengua por tu boca hablante, sé que ahí no hay nada. pero si mantengo mi lengua dentro de una frase escrita,
ésta se ampolla.
este es un acto para olvidar que los muertos están muertos y eso es eso. olvidando la vela sostenida tras la figura que habla
tras la pantalla.
¿o acaso la boca, caligráfico amigo, proyecta sus propias sombras?
“en Hiroshima”, escribes, “las sombras de los vencedores fueron como fotografiadas dentro de bloques de concreto.”
¿o simplemente están prendidas por un largo tiempo? ¿o ambos compartimos una lengua olvidada?
o acaso nos arrojaron como por un tubo a la ideografía apenas legible en la pantalla de papel —
¿el espacio en torno suyo
donde la sombra y la boca son una?



* Considerando la última “frase”, parece más plausible que este poema imitativo fuera escrito después que Yasusada fuera informado de la muerte de Spicer. También puede haber sido escrito como parte de una serie a la que Yasusada alude en su carta a Fusei del 7 de noviembre de 1967. El original está en inglés.
* En caligrafía de tinta del silabario katakana en un cuaderno anillado hecho a mano. Este poema es una transformación del poema #6 en la colección de Jack Spicer Language de 1965. La cita directa del original de Spicer contiene una variación: Yasusada ha cambiado ‘víctimas’ por ‘vencedores’ [victors].

20.10.07


Telescopio con urna
14 de febrero de 1960
.
la imagen de las galaxias se extroyecta como una nube de esperma
.
expandiéndose, dice el guía del observatorio, y a qué velocidad
.
es como la idea de las flores abriéndose en la idea de las flores
.
me gusta transombrearla, subraya el picante, acordándolas con sus rugosos dedos
.
minúscula eras, en cuclillas, sobre un balde celeste para desaguar
.
tremenda, gritamos nos, arrojándote en suerte en la dirección de las estrellas
.
atento, en el sueño, giré hacia arriba el gran telescopio del monte Horai
.
vista la forma de esta grúa, estrecha la grulla, bien pequeña es para la urna.

.
.
.

[De Doubled Flowering, por Araki Yasusada; traslape de Omar Cáceres y Carmen Abaroa, a partir de la traducción al inglés de Motokiyu, T., Norinaga, O., et al., editada por Kent Johnson y Javier Álvarez (Roof Books, N. Y., 1997)].