22.10.07

Los espíritus auxiliares en poesía
a prosópito de Araki Yasusada et al.

1. Que el chamanismo más antiguo y la poesía más reciente se encuentren — ¿a quién podría hoy extrañar? Como la escritura, las prácticas llamadas chamánicas, en toda su diversidad, extendidas inmemorialmente por buena parte de Asia y por toda la América de antes de América (de antes de la invención europea del Nuevo Mundo) y de después, habrán tenido como ingrediente irreductible una in/cierta relación con la muerte, con la muerte en la vida y, más específicamente, relación y correlato con seres ni enteramente vivos ni enteramente muertos, llamados a menudo (traducidos desde muy variadas lenguas como) “espíritus”. Los testimonios son innumerables. Nomás un botón, de muestra: El poder de los payé (chamanes tupí-guaraní) provenía de las relaciones con los espíritus [...]. Su poder dependía la mayor parte de las veces del auxilio prestado por los espíritus [...] Otros muchos ejemplos pueden ser citados en cuanto a que casi todos los actos de los payé dependían del espíritu sobre el cuál ejercía él mismo su autoridad (A. Métraux, La religión de los Tupinambás, cap. VII, 1950, trad. mía).

Con todo, los espíritus con los que (se) relaciona o relata el chamán (que en algunos casos pudiera ser una mujer, tal el caso de las machis mapuches) no fueran meros espíritus en el sentido predominantemente occidental del término, esto es, no fueran meras almas incorpóreas, meras idealidades o significados puros (inmateriales), pues hasta cierto punto fueran virtualmente corpóreos, dejándose ver y/o entrever a ratos y así, mostrándose, se sustraen sin embargo a una aprehensión sin más. El chamán convoca a los espíritus muchas veces por el canto (los encanta) y el humo del tabaco, ya para escuchar lo aun inaudito, para saber, de un saber improbable empero (testimonio performativo antes que objetivación o aseguramiento calculable de “lo real”), lo que se requiere en la ocasión, ya como aliados para una empresa singular, para un cierto poieô o hacer (de ahí el nombre de “hechicería” que habrá recibido a menudo el chamanismo), curar y/o matar, hacer el bien y/o el mal. La ambivalencia, la oscilación de sentido es aquí constante, congenital: tanto como un aliado o auxiliar, un espíritu virtualmente puede volverse, y a veces en el momento más inesperado, un adversario temible. Como la droga, y como la escritura por demás, indecidiblemente, los espíritus curan y/o enferman, abren y/o cierran, vivifican y/o matan — a distancia. Enemigos fieles los habrá llamado recientemente un brasílico antropólogo depredatorio. De los espíritus y de sus primos, los espectros (con que a veces se identifican), oímos hablar, y discurrir, política, acaloradamente, no poco hoy por hoy en la (mal) llamada era digital.

2. Como Alberto Caeiro y Alvaro de Campos (los llamados heterónimos de Fernando Pessoa), pero diferentemente, Araki Yasusada, el autor de Doubled Flowering (From the Notes of Araki Yasusada, editado y traducido por Tosa Motokiyu, Ojiu Norinaga y Okura Kyojin; Roof Books, Nueva York, 1997) habráse dado, en términos chamánicos, tal espíritu auxiliar, tal alien aliado a un chamán-escritor contemporáneo, redoblado en su auxilio por sus propios editores y traductores (también “espíritus”). ¿Ficción literaria, autoría ficticia, como habrá postulado tempranamente un lector sagaz (Eliot Weinberger) y habrá concordado otro (Kent Johnson) o aun hiper-autor (Mikhail Epstein)? Sí y no. Sí, en tanto Araki Yasusada en cuanto ciudadano (japonés) jamás habrá existido como tal. Y no, en cuanto la repartición asegurada entre verdad y ficción, realidad y no-realidad de un nombre, de un trazo-en/de-un-poema, fuera aquello mismo que la escritura poética (como la práctica chamánica), a diferencia de la literatura en su sentido tradicional, habrá venido a interrumpir y a dejar en vilo desde ya. La pregunta por la identidad, que aún obsesiona a no pocos, por la identificación de quién o quiénes escribieran factualmente Doubled Flowering no deja de tener su indudable interés socio-literario, mas, poética como chamánicamente, hasta cierto punto, fuera irrelevante (y el punto del “hasta cierto punto” sólo puede decidirse a partir del poema, de su lectura como lectoescritura originaria, o, mejor, transoriginal).

3. Chámanicamente hablando, ¿a qué es convocado Araki Yasusada? ¿En qué consiste su intervención en tanto espíritu auxiliar? ¿Cuál fuera el punto en juego, el pro-blema (aquello arrojado por delante) que su escritura, respondiendo hasta cierto punto, enfrenta? Más de uno, de cierto. El estatus del testimonio (de la verdad como el de la ficción) en poesía. La compulsión identificatoria en el mundanal globalizado de la técnica. La traducción originaria (sin saberlo: el traslucine). Pero. Para subrayar nomás ahora un punto, disyunto: la culpa. La culpa que disculpa, que se hace culpa para mejor perdonarse y automáticamente olvidar. La culpa que corroe e irresponsabiliza al Far West (la bomba atómica en Hiroshima y Nagasaki como el vaquero Bush en Irak) y, a fin de cuentas, a eso que aún llámase Civilización Occidental Cristiana o, a secas, Occidente. La culpa que habrá operado no poco en los editores de importantes revistas literarias norteamericanas que, a comienzas de los ’90, se apresuraran en publicar entusiastas y admirativos la escritura fascinante de una supuesta víctima (presencial) de Hiroshima, pero que al cabo renegaran al enterarse de su carácter “ficticio”, protético, de espíritua auxiliar. La ética (no normativa) de Yasusada, su decisión y responsabilidad ante la culpa, de veras infinita, incalculable, la deuda impagable del Far West: Doubled Flowering. Pues una cosa es la culpa (occidental, judeocristiana, etc.), otra la responsabilidad (en el entre del envío, ya no sin más localizable). Responsabilidad hasta un in/cierto punto, adelantaba, pues no hay respuesta ni decisión alguna si hay respuesta absoluta (sentido pleno e indemne), ni destinatario si tal está enteramente predeterminado (ante/a quién responder) ni en nombre de qué y/o quién si tal viene asegurado en total. El poema está en camino dice otro por ahí. Envío expuesto a la convergencia — al encuentro. Con alter. Con cualquiera. Espíritu (también) tal vez. ¿Otra vez? Malgré Yasusada (pues no insista, carajo), bien entendu:

Donde estamos this is curious. Donde estamos un sueño de transparent letters bloquea el corazón desde eso que no es. Pues aunque this is precisamente donde estamos non hemos de encontrarnos.