29.1.08

Carmen Abaroa [Thu, 24 Jan 2008 07:44:56 -0600 (CST)] escribió:

Cómo no hablar del “indio”, munat Timo (lieber Timo)
y cómo no, hablando del “indio”, hablar también con el “indio” – con el indígena, el natural alemán por caso? Hay tal? Cómo no hablar una vez más de Hölderlin, por caso, dices tú? (Habrá que recordar todavía An die Deutschen?:

Und die Berge® des deutschen
Landes Berge® der Musen sind, [...] ?

Habrá aún que recordar la apertura del párrafo final de Andenken?:

Nun aber sind zu Indiern
Die Männer gegangen, [...] ?

Si hay “indios”, o “indias” – cosa para nada segura; hasta ahora no me he encontrado con nadie que [me] diga “soy indio” (me identifico como indio, me autopostulo o me prometo en tanto indio), salvo una escritora dulcemente terrible, una de apellido bien francés –, cómo no hablar de él, con él? Si el “indio” hace sistema con “Latinoamérica” (mundialización europea), aún en y con Literatura, cómo, pues, no hablar también con él? Cómo no hablarle hospitalariamente y ya no compulsiva o asimiladoramente (como habrá sido casi toda la historia de relación – es decir, de no relación – con él)? Pues la disyuntiva tal vez ya no sea entre hablar o no hablar con el “indio” o con cualquier otra fabulosa venida, in-vención y/o irrupción de alteridad, sino, tal vez, entre apertura a tal alteridad (hospitalidad) y cierre narcisista (apropiación) [pero acaso todo sea más simplementre entreverado – o aún: Es is alles anders, als du es dir denkst, als ich es mir denke,... wie heisst es, dein Land hinterm Berg...?] – y eso, sea que hablemos o callemos.

Para decirlo otra vez, ni lógica ni ilógicamente sino antes y acaso después de la lógica (¿la “lógica” no es acaso precisamente lo que muchos habrán llamado la lengua indígena occidental?), diciéndole al “indio” que tú eres [y/o yo!] tal vez, otra vez:

compañero precedente, dador de la carencia,
helado por el frío de la carencia,
irradiado por los rayos de la carencia,
compañero dador de la carencia,
congelado por la escarcha de la carencia,
no eres, compañero, transhumante no eres,
dador de la carencia;
porque, claro, apenas llega un chango
dices que tienes palomitas;
no eres compañero, compañero

Hay un proverbio aymara (que es casi como decir un proverbio chino a estas alturas) que dice más o menos: Aka tinku tinkusi. Lo cual, entenderás, siendo estrictamente intraducible, no estaría acaso demasiado desencaminada si lo digo así: sin desencuentros no hay encuentros. Apuesto a que algún día nos encontraremos y como in-fantes nos reiremos – por de pronto, de mi carencia de lengua nativa o indígena, de alemán – y de un reír que, como las lágrimas, los vagidos y los espasmos amorosos no pertenezcan ya a lengua alguna.

Hasta entonces,

Carmen